Filhos do Sol
E se cada um verdadeiramente aceitasse que é, filho do Sol, filho do Criador e por isso nada poderá passar que possa dar força ao seu medo se você definitivamente compreender que estamos transitando no jogo da ilusão.
Ser filhos do Sol não significa sermos perfeitos, mas significa que aspiramos o retorno à casa. E os que não aspiram? Um dia retornarão também, ainda que tarde um pouco mais e é só isso.
Tempos de olharmos nos olhos dos vizinhos, dos transeuntes e termos coragem de sermos sinceros nos "SIM"s e nos "NÃO"s.
E se parássemos de atribuir os festejos como marco principal do que nos passa aqui e agora? Em gratidão e respeito ao que nos serviu no passado nesta Terra, mas aspirando verdadeiramente para o Novo, que precisa chegar e se instalar definitivamente?
E se procurarmos viver o tão falado "solstício" todos os dias? Brilhando como o Sol e dando-nos o máximo que pudermos, desde as pequenas até as grandes ações aceitando o que chega e o que vai?
Será que conseguiríamos permitir o centro de nossa Alma nos conduzir sem a interferência controladora da mente? Será que não somos capazes de simplesmente Sermos quem somos e colaborar com a distribuição da alegria ainda que nos tempos de caos?
Que estes tempos não sejam para lamentações nem para celebrações inconscientes, mas para um profundo aprendizado, uma profunda sintonia e principalmente, uma oportunidade de buscarmos e falarmos ainda mais direto com a Divindade que habita em nós.
Que a força deste Sol que reluz a casa que nos habita seja só o farol para alcançarmos em sintonia interna, esferas maiores e poder reluzir nosso cotidiano, nossos irmãos de caminho, nossa comunidade, nossa humanidade.
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¿Y si abandonáramos definitivamente las viejas teorías, los calendarios, las fechas, los símbolos, incluso el movimiento de los astros? ¿Qué pasaría si pura y simplemente aprendiésemos a mirar definitivamente hacia adentro para entender lo que está pasando afuera?
Y si todos aceptan verdaderamente que son, hijos del Sol, hijos del Creador y por eso nada puede pasar que pueda dar fuerza a vuestro miedo si entendéis definitivamente que estamos transitando en el juego de la ilusión.
Ser hijos del Sol no significa ser perfectos, pero sí que aspiramos a volver a casa. ¿Y los que no aspiran? Un día ellos también volverán, aunque sea un poco más tarde y ya está.
Tiempos para mirar a los ojos a los vecinos, a los transeúntes y tener el coraje de ser sinceros en los "SI" y los "NO".
¿Y si dejáramos de atribuirnos las fiestas como hito principal de lo que nos sucede aquí y ahora? ¿En agradecimiento y respeto por lo que nos ha servido en el pasado en esta Tierra, pero verdaderamente aspirando a lo Nuevo, que necesita llegar y asentarse definitivamente?
¿Y si tratamos de vivir el llamado “solsticio” todos los días? ¿Brillando como el sol y dándonos todo lo que es posible, desde las pequeñas hasta las grandes obras, aceptando lo que viene y lo que va?
¿Podríamos permitir que nuestro centro del Alma nos guíe sin la interferencia del control mental? ¿No somos capaces de simplemente ser quienes somos y colaborar con la distribución de la alegría incluso en tiempos de caos?
Que estos tiempos no sean de lamentaciones o celebraciones inconscientes, sino de profundo aprendizaje, de profunda sintonía y, sobre todo, de oportunidad para buscar y hablar aún más directamente con la Divinidad que habita en nosotros.
Que la fuerza de este Sol que brilla en la casa que nos habita sea sólo el faro para alcanzar mayores esferas en sintonía interna y poder alumbrar nuestra vida cotidiana, nuestros hermanos de camino, nuestra comunidad, nuestra humanidad.
Foto (Cerro Uritorco) e Texto:
Fernanda Paz
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