Abrirse a lo nuevo en compasión con uno mismo

Acostumbrados a la palabra "lucha", la humanidad ha perdió de vista lo que realmente la libera. Pasado el tiempo del predominio del hemisferio izquierdo sobre el derecho, es el momento de amar y, más que eso, es el momento de amarse a uno mismo. Luego de tanto transcurrir señalando lo que hace el "otro" o lo que es el "otro", el hombre olvidó mirarse profundamente. Descuidado de sí mismo e ignorando la importancia de su autoreforma, el ser humano se desentendió del llamado a la verdadera transformación y sanación planetaria que cuenta con la colaboración de esta especie para la reparación y armonía del todo. Pero ¿cómo sería posible arreglar una casa si el propietario no pudiera percibir la discordia establecida en él mismo? ¿No sería la morada un reflejo de la confusión interna de su residente?

Es en esta fase de identificación con su propio caos que el hombre se congela y empatiza con la inercia, teniendo intensas dificultades para iniciar un proceso de autodepuración. La traba que le impide percibir sus viejos paradigmas y la rigidez de sus antiguas estructuras lo mantiene cerrado a lo Nuevo y aislado dentro de su propio mundo mental. El ser humano ni siquiera se permite tener compasión por sí mismo.

Observar la vida desde una nueva mirada requiere valentía y demanda esfuerzo. Romper históricos modelos para transformar lo viejo en nuevo precisa una distinta perspectiva y, para ello, hace falta determinación, disciplina con uno mismo. ¿Por qué le cuesta tanto al hombre salir del estado de automatismo y entrar en el fluir de la Vida? ¿Qué pasaría si, simplemente, aceptara su condición presente y se comprometiera conscientemente a cambiar, aunque fuera a un ritmo lento? ¿No sería el amor propio un primer paso a dar?

Hay quienes dicen que no hay más tiempo. ¿Y cuál sería el tiempo a los ojos del Creador? ¿No sería digno de quien, consciente y con voluntad en su corazón, se esforzara por trascender los viejos patrones de comportamiento y se entregara a las frecuencias de la paz, permitiéndose encarnar el cambio que quiere ver en el mundo? ¿Por qué no empezar aquí y ahora con las tareas diarias más sencillas y pequeñas, en la certeza de que así se está construyendo la Nueva Tierra?

¿Seremos capaces de comprender la belleza y el amor que irradia el poder de la presencia sin que las consabidas justificaciones de los moldes mentales nos digan que tenemos que hacer esto o aquello? ¿Lograremos aceptar la belleza de ser quienes somos y entregarnos a la íntima sanación de cada Alma para recibir las nuevas frecuencias que nos llegan a través del amor?

Quizás la compasión con nosotros mismos sea una de las claves más hermosas para desbaratar los viejos hábitos y patrones mentales que ya no nos sirven. ¿Quién dijo que la felicidad, la alegría, la abundancia y la prosperidad son atributos solo para unos pocos? Todos llegamos a disfrutar de la dicha en el amor. Cree, cierra los ojos y ríndete. Todo está disponible ahora. Solo descansa en el corazón, abrázate en amor y sabe que ya somos esta Nueva Humanidad. El Ego no solo no es enemigo, sino que además es un gran aliado para servir al Alma en esta nueva etapa de reinicio como niños recién nacidos de la Madre Tierra, en íntima libertad, dicha y paz. 

Fernanda Paz
Janeiro, 2022

* Artículo publicado en Revista Digital Llaves de Luz.